1. Hubo un plano en el trailer de esta película que fue suficiente para generarme conmoción y anticipación, pero a la vez la dosis mínima necesaria de disputa para cuestionar Entre los muros. François, un maestro de lengua francesa en una escuela secundaria del Distrito 20, intenta tranquilizar a sus alumnos para empezar la clase, a partir de varios golpeteos con el puño en su mesa. El plano detalle de esta acción sintetiza todo el conflicto del filme: el intento de ejercer poder y autoridad por parte del profesor, y la indiferencia y falta de reciprocidad por parte de los alumnos hacia dicho gesto. Me planteo la pregunta: ¿qué modos cuentan los maestros actualmente para interactuar con sus pupilos, con qué intensidad se ejercen y qué consecuencias ocurren?
2. Nunca pude evitar cierto enojo sobre el comité de profesores, en particular sobre los que insistían en radicalizar las medidas disciplinarias y convertirlas en rigurosas y absurdas incoherencias. No logro entender la fijación por edificar la figura del maestro como un policía que castiga actitudes "indeseadas" pero que deja a lado los triunfos cotidianos que ocurren en los salones de clases. En alguna escena hacen mención de que en el año escolar hubo doce comités disciplinarios, todos con resultado la expulsión del alumno en cuestión. ¿No es eso acaso un fracaso escolar?
3. Es cierto que François intenta provocar a sus alumnos al contraargumentar muchos de los planteamientos que hacen los adolescentes sobre sus formas de expresión (se niegan a hacer uso del subjuntivo), sus identidades peculiares (el chico ¿emo? que manifesta sentirse diferente) o los roles de los estudiantes dentro del salón de clases (la chica que no quiere leer simplemente porque no se le antoja). Aunque la intención es innovadora, siento que lo hace de manera accidentada, tropieza constantemente con sus palabras y adelanta hacia conclusiones erróneas que, en lugar de impulsar a los estudiantes, los calla y los distancia. La paradoja entra en acción cuando son los estudiantes quienes interpelan a las palabras del profesor y éste, en su nerviosismo y debilidad, no logra llegar a acuerdos o a contrarrestar adecuadamente las inconformidades.
4. El lenguaje es una pieza esencial del significado de la película. No sólo es el objeto de estudio de la clase, sino que retrata al salón de clases como un espacio en donde ocurren complejas y constantes situaciones comunicativas. Cuando Francois les encomienda a sus estudiantes un auto-retrato escrito, uno de los alumnos, Souleyman, un muchacho malí que se convierte en foco de atención, lee su texto con apenas dos oraciones, justificando que explicar su vida es innecesario y que es suficiente con una imagen del Corán en su brazo tatuado. Francois le contesta asertivamente: "si escribieses algo tan interesante en el papel sería genial". Cuando se genera un debate sobre la función del subjuntivo en la época actual, el profesor insiste en dominar el lenguaje para determinar su utilidad. Entre los muros del aula también convergen temas como la estima del propio cuerpo, los aprendizajes logrados durante el año escolar, etc. ¿Será que el conocimiento y uso correcto de las palabras permite legitimar toda forma de expresión?
5. El lenguaje también es una disyuntiva de la identidad. Muchos de los alumnos, al ser originarios de otros países, prestan mayor atención a su idioma natal que al francés (que es el que les enseñan en la escuela), y evidencia la incomodidad de ciertos modos de expresión. Por ejemplo, dos alumnas cuestionan por qué el profesor siempre usa nombres "extranjeros" como Bill o Bob para formular oraciones en el pizarrón, y no recurre a nombres más cercanos como Aisata o Fatu. Además, la incapacidad que tienen algunos personajes para hablar el francés les pone en una situación desigual para afrontar ciertos conflictos escolares, situación que se explicita en la madre de Souleyman, quien le es imposible participar en la educación de su hijo pues no comparte el idioma con la institución educativa.
6. Una de mis escenas favoritas, y de mayor tensión, es el enfrentamiento explícito que se genera entre Francois y sus estudiantes en el espacio de recreo. Uno de los planos evidencia que los interlocutores no son unos cuantos, sino un círculo amplio congregado para atestiguar las barreras que existen entre ambas partes. El argumento tal vez ocurre afuera del aula, pero sigue manteniéndose entre muros .
7. Laurent Cantet, el director, describió su método de filmación a partir del uso de tres cámaras. Una perseguía a la figura del profesor, personaje que organizaba y detonaba la acción; una segunda correspondía al alumno que da respuesta, y una tercerca seguía aleatoriamente las reacciones de los demás estudiantes. Probablemente es la tercera cámara la más provocadora. Mientras las primeras dos establecen la puesta en escena que corresponde al guión, es la tercera la que le otorga el carácter "realista" y "documental" del que tanto se pregona. La tercerca cámara marca diferentes registros, desde el aburrido que se duerme en su asiento, hasta los que generan su propio debate sobre los temas de clase en su espacio íntimo y cercano. El montaje es fluido, enérgico y envolvente.
8. Mucho se ha discutido sobre el carácter documental de recientes ficciones. Haciendo un recuento de los métodos que utilizó el director, se puede percatar que la naturalidad de la puesta en escena y de cámara es de dudosa procedencia. En realidad los adolescentes que participaron en la película estuvieron en un taller de actuación durante un año, muchas de las escenas se consumaban a partir de la tercera o cuarta toma (algo impensable en un documental) y la personalidad de los actores no concordaban necesariamente con la de los personajes. El argumento convincente es que una "pizca" de ficción sirve para fulminar y amplificar lo que el realismo puede otorgar.
9. Cierto también que muchos encuadres están lo suficientemente estilizados para suponer que existió una concepción estética planificada. Las imágenes son tan completas y profundas que suplantan el recurso de la música como manifestación de la emocionalidad.
10. Si hay una sensación que me deja la película, Laurent Cantet la explica de manera precisa en una entrevista que otorga a Cahiers du Cinema: "Nada se gana para siempre en la educación. Lo que parece conquistado un día se pierde al siguiente, lo que parece imposible de conseguir un día al siguiente sale de la manera más natural. La enseñanza tiene esa imprevisilidad de las cosas, la crisis puede llegar en cualquier momento, pero también pueden hacerlo los momentos sublimes". Cualquiera que se dedique a la educacion, al igual que yo, sabe que estas impresiones ocurren recurrentemente. Quizás lo peor sería que, al igual que sucede en la película, llegue un estudiante para aclamar vergonzosamente que no aprendió nada en el año escolar. El problema no es la falta de aprendizajes sino la incapacidad para expresarlos y denotarlos como experiencias vividas. Pero a veces el escenario es optimista, y otras completamente oscuro.